ANHELOS
La dicha de la vida pareciera basarse en querer poco, conformarse con poco. Viajar a todos los lugares del mundo, recorrer miles kilómetros en pos de paisajes diversos o conformarse con la pequeña hondonada donde se esconde el helecho; acumular con gula propiedades y dinero, atesorar vehículos, casas, fincas o sentirse pleno con la vivienda en la cual desgranamos nuestras cuitas y alegrías.
Vaya usted a saber qué es mejor: si el exceso o la mesura, si la acumulación sin pausa o la modestia de lo poco. Cuentan algunas crónicas que famosos narcos recorrían en avioneta sus propiedades rurales, dada la acumulación de hectáreas cuyas líneas atravesaban municipios, regiones, departamentos. Tomás González, el escritor colombiano armó su refugio en una población de tierra caliente, apenas con lo necesario para vivir, meditar y escribir.
A mí me gusta lo que desea Pablo Montoya, el escritor colombiano, autor de "Tríptico de la infamia": Me veo escribiendo y viajando. Me veo acompañado de mi esposa, Alejandra, y de mis hijas, Sara y Eloísa. Me veo dando charlas y clases. Me veo gozando la amistad que me prodigan los pocos amigos que tengo, y el excelente arte y la sabrosa comida y el buen vino que la vida ofrece. Pero me veo también indignado ante las injusticias del mundo(Trabajo la palabra con la conciencia del artesano, Armando Neira, El Tiempo).
De lo anterior, tacho lo de dar clases y charlas.Y añado la lectura y el placer infinito de caminar por los alrededores de Guaduas con el verde siempre presente.
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