EL VICIO DE LA CULTURA
Cuando leemos medios como La silla Vacía, Razón Pública, The New York Times, The Guardian, Arcadia, Pikara magazín, para citar solo algunos, aparece un mensaje pidiendo el apoyo económico por medio de suscripciones. La solidaridad del público lector constituye una estrategia de la prensa independiente, agobiada por la pérdida de lectores y de anunciantes y sometida a toda clase de presiones de gobiernos, organizaciones y personas enemigas de la pluralidad y el disenso.
Juan David Zuloaga escribió una columna, "¿Qué es la responsabilidad cultural?" en El Espectador. Allí plantea la necesidad de de que "exista un espacio para el disenso..cuando cierra una librería por falta de clientes, cuando una joyería de una diseñadora independiente no puede pagar el arriendo del local, cuando una compañía de teatro no encuentra público para sus funciones... se empobrece la vida cultural de todo el país" y señala:
Apoyar las diversas manifestaciones culturales (entre las que se incluyen la gastronomía, el vestido, el ocio, los museos, los libros...) es tener responsabilidad cultural. Y para saber si contribuimos a tener una vida cultural sana y diversa bastaría con responder unas pocas preguntas: ¿ en el último mes, pongamos por caso, compró usted algún libro, visitó alguna galería o museo, compró alguna obra de arte? Compare el número de respuestas afirmativas con el número de veces que estuvo en la tienda de la esquina o en el bar. La diferencia entre unas y otras corresponde , mas o menos, a la altura cultural y espiritual de un pueblo.
Apoyar las diversas manifestaciones culturales (entre las que se incluyen la gastronomía, el vestido, el ocio, los museos, los libros...) es tener responsabilidad cultural. Y para saber si contribuimos a tener una vida cultural sana y diversa bastaría con responder unas pocas preguntas: ¿ en el último mes, pongamos por caso, compró usted algún libro, visitó alguna galería o museo, compró alguna obra de arte? Compare el número de respuestas afirmativas con el número de veces que estuvo en la tienda de la esquina o en el bar. La diferencia entre unas y otras corresponde , mas o menos, a la altura cultural y espiritual de un pueblo.
También se pregunta Zuloaga por " el número de horas que dedicó la semana pasada a ver televisión, a las llamadas redes sociales o a estar en el gimnasio y el número de horas que dedicó al teatro, a los libros,a los museos, a las galerías y al cine". Por supuesto, "claro que es importante ir al bar, pues allí cobra vigencia y gana esplendor la función social, tan importante para la vida...".
Enviciarse a la cultura como una de las maneras de encontrarle sentidos a la vida, de descubrir la riqueza presente en todas las manifestaciones del arte, sorprenderse ante la complejidad de las expresiones populares y cotidianas y dejarse llevar por la multiplicidad de símbolos que componen el paisaje social y natural.
Así que toca mandarse la mano al dril y apoyar a quienes intentan ofrecer perspectivas novedosas, enfoques críticos, propuestas lúdicas, gozosas, pues muy seguramente los dueños del poder no lo van a a hacer.
Gracias, Dago. No dejemos que los dueños del poder se apoderen de nuestros sueños, protejamos el arte.
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