SE ME OLVIDÓ TU NOMBRE
"Qué raro, ayer te vi pasar/ y al quererte llamar,/la verdad/ es para que te asombres/ a pesar de lo mucho que te amé/ lo puedes tú creer/se me olvidó tu nombre", canta Roberto Ledesma en ese hermoso bolero llamado "Se me olvidó tu nombre" . Lo que en su momento fue obsesión, hoy, parece, es olvido. El tiempo ajusta con precisión los sueños humanos, les otorga la condición de fugacidad y como la vorágine, barre con todo lo que se le atraviese.
¿Y qué ocurre con aquellos recuerdos desagradables que permanecen en nuestros cerebros, y que a pesar de todos los esfuerzos para borrarlos, siguen ahí, indiferentes a todo? Los sicólogos ofrecen algunas respuestas: Roland Benoit, jefe del departamento de neurociencia de la Universidad de Cambridge, "explic(a) que el primer mecanismo para causar el olvido es detener el proceso de recordar, o sea, "empujar la memoria(afuera) de la conciencia intencionalmente". El segundo mecanismo consiste en " encender" un nuevo recuerdo, para que trate de ocupar la conicencia con algo más agradable"(El Tiempo, domingo 27 de enero de 2013).
Los sicólogos, en sus intervenciones cognoscitivoconductuales, "..no tratan de borrar malos recuerdos, sino propiciar otra manera de abordarlos...lo que se busca es erradicar la memoria emocional negativa, que la persona sea consciente de lo que pasó, pero que ya no la afecte", plantea el psicólogo clínico Juan Camilo Restrepo, de la Universidad de La Sabana.
En esencia, se trata de la experiencia humana dotada de múltiples posibilidades, en la que por supuesto tiene un lugar destacado lo negativo, lo doloroso, el fracaso. Cadenas pesadas que dificultan el movimiento, pretenden congelar el tiempo y jerarquizan la vida desde la perspectiva de la perdida. En El último encuentro, la novela de Sandor Marai, dos hombres se reúnen a cenar después de 40 años sin verse. El asunto que los concita es una mujer. Y lo que sucede a lo largo de la cena es un acto de venganza premeditada a lo largo de cuatro décadas de un marido que no soportó el engaño de su mujer con su mejor amigo.
Los fármacos surgen como una opción para aquellos casos en que se desea borrar los recuerdos.Fórmula parecida a las curas milagrosas, los elíxires eficaces. Despojado de sus recuerdos agobiantes, el individuo se parecerá cada vez mas a un monje budista, anhelando desterrar el deseo, la pasión, los sufrimientos, Nirvana en fármacos.
Creo que es en ese cúmulo de contradicciones donde se encuentra lo verdaderamente humano.Igual que las fotos retocadas que se ponen en las páginas de intercambios en la web, tarde o temprano se descubre el engaño. No queda otro camino que aprender a vivir con los fracasos. Mañana será otro día, mejor, peor o igual que el de hoy.
La pinturas son obra de Takashi Murakami. Las mujeres son Brigitte Bardot y María Félix.
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