Un poeta antioqueño, José Manuel Arango, describió el hedonismo y la sensualidad que a cada rato devela el mito griego:
los hombres se echan a las calles
para celebrar la llegada de la noche
un son de flauta entra delgado en el oído
y otra vez son las plazas lugares de fiesta
donde las niñas que cruzan con la espalda desnuda
repiten los movimientos de un antiguo baile
sagrado
y en la algarabía
de los vendedores de fruta
olvidados dioses hablan
(José Manuel Arango)
para celebrar la llegada de la noche
un son de flauta entra delgado en el oído
y otra vez son las plazas lugares de fiesta
donde las niñas que cruzan con la espalda desnuda
repiten los movimientos de un antiguo baile
sagrado
y en la algarabía
de los vendedores de fruta
olvidados dioses hablan
(José Manuel Arango)
Cierto. A pesar de todo, ahí están, camuflados entre el barullo de los mercados, posando de marinos en los puertos, de mujeres alegres en los bares. De vez en cuando desencadenan una tempestad y Zeus arroja su rayos mortíferos a diestra y siniestra.
(John Banville)
Roddy Wagstaff, con el pretexto de conquistar a Petra aspira a escribir la biografía de Adam, destacado científico. También llega al lugar Benny Grace, de quien poco se sabe y se supone que en algún tiempo fue compañero de trabajo y amistad del viejo.
Pocas veces se encuentran escritores cuya prosa atraviesa sin dificultad la exigencia de la belleza estilística y la complejidad de las historias. "John Banville es un maestro, y su escritura es un placer sensual sin interrupciones", dice Martin Amis.
(Zeus, Alcmena y Anfitrión)
Unos dioses vigilan con cuidado el desenlace de historias anodinas, fascinados por los asuntos que hacen de los humanos, mortales. De la participación en hechos de grandeza épica de otros tiempos se ha pasado a la la injerencia en las vidas privadas contemporáneas. Las batallas discurren morosas en los pensamientos casi nunca manifestados de los personajes, y la concupiscencia de Zeus y la ironía de Hermes sólo alcanzan para alterar la realidad con el fin de permitir el desfogue erótico de un Zeus aburrido de su papel estelar.
Hay que leer a Banville para navegar por una prosa fascinante, que plantea retos al lector: El mar, Impostura, el intocable
Me pregunto si Zeus no se animara a ayudarme a escribir una tesis doctoral y yo a cambio le presento estudiantes de pregrado :). Uy, no, mejor no, de pronto resulta escribiendo una tesis porno!
ResponderEliminarCosa por demás loable, dado el sentido tan lamentablemente rígido de los millones de tesis que se escriben en el mundo.
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