GIOVANY
Siempre tiene una respuesta contundente cuando le llamo la atención porque no entra a clases o deja de hacer las tareas. Cuando le cuestiono su comportamiento, se sonríe y me dice:-Fresco, profe-. Tiene diez años, y me parece que es un chupaflor, siempre acelerado, juguetón, con pinta de niño bueno.
A lo largo de la jornada, algunos chicos evaden las clases y se dedican al juego de las moneditas, oficio en el que son muy diestros. Giovany, el chico en mención, es de los clientes mas asiduos y con mas habilidad para ganarse las apuestas.
Giovany va a perder el año. Por mas que se le intente ayudar, rehusa el trabajo académico. En clase, salta de un lugar a otro, charla, hace que hace, cuenta monedas y se desespera porque la clase no termina. -Su cuaderno, giovany, su lapicero-. le miro su maleta: una cauchera, dos cuadernos desbaratados, un trompo.-¿Y el cuaderno de inglés?-. No responde.
Como Giovany, existen bastantes chicos en el colegio. Lo aman por las actividades alternativas: el fútbol, el baloncesto, las moneditas,las canicas, los dados, los amigos, la capada de clase, las escapadas por el sitio denominado"el hueco", el día deportivo.
Sé que la mamá del chico trabaja en el servicio doméstico. Viven en las afueras de Guaduas en una casa humilde. La señora no asiste al coelgio cuando la citan para informarle sobre el comportamiento de su hijo. Dice que debe trabajar hasta tarde. Imagino a Giovany en las mañanas, sin guía ni autoridad.
He conocido a lo largo de mi vida de maestro a muchos Giovanys. Algunos logran obtener un trabajo aceptable, otros están condenados a desempeñar los oficios mas duros y mas mal remunerados.
Ayer me encontré a giovany. Corría hacia uno de los salones. -¿ Por qué la prisa, Giovany?-, le pregunto. -Tengo nivelación de matemáticas-, me responde, agitado. -¿A qué horas es la nivelación?-. Me mira y se sonríe.- A la 1, profe - me dice. Miro el reloj. Son las 2:30 de la tarde.