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viernes, 2 de marzo de 2012







CEREZOS EN LA NOCHE


¿Tiene sentido la existencia humana? Leo la respuesta que ofrece Hitchens en su libro de memorias: Una vida que es partícipe, aunque sea un poco, de la amistad, el amor la ironía, el humor, la paternidad, la literatura y la música, y la oportunidad de participar en batallas por la liberación de los demás, no puede considerarse "falta de sentido", a no ser que la persona que la viva sea un existencialista y decida llamarla así . Quiza la existencia entera sea una broma absurda, pero en realidad no se puede vivir la vida cotidiana como si lo fuera. Mientras que si uno quisiera definir la falta de sentido y la futilidad, la idea de que una vida humana deba emplearse en la propiciación culpable, temerosa y egocéntrica de nulidades sobrenaturales...pero, ahí, ahí. Basta.

Bueno, de la respuesta de Hitchens me interesa aquí a la primera parte. Creo que mi relación con la literatura, la música y el cine me ha permitido explorar las preguntas esenciales de manera no dogmática, con la curiosidad que me aleja de fanatismos y rencores. En el caso de la literatura "(e)l acceso a la vida interior de otras personas, con toda esa riqueza de gradaciones, es algo que solo la ficción puede dar. En la ficción podemos entrar en la mente de una persona y en seis palabras salir y entrar en la mente de otra" , señala Jonathan Franzen en entrevista concedida a Juan Gabriel Vásquez en el Malpensante. Si se me pidiera un ejemplo, diría que LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS, el relato de Akiyuki Nosaka nos ofrece una perspectiva compleja: por una parte, la del dolor causado por la guerra; y por la otra, la solidaridad y el amor de Seita y su hermana Setsuko como escudos contra la desesperanza. Ah duro y reconfortante a la vez adentrarse en esta historia en la que la fortaleza de los seres humanos crece contra la adversidad, la crueldad y el oprobio de la guerra.


Comprender, comprender hasta no poder más. Mirar desde diversos ángulos las interacciones humanas, defender lo que se ama, cuestionar lo que nos parece contrario a la libertad de las personas. Leo en el Wahington Post que un sacerdote se negó a dar la comunión a una mujer lesbiana en el funeral de su madre, veo imágenes de policías golpeando con garrotes a mujeres que protestan en Egipto, veo en la televisión que aumenta el número de asesinatos de mujeres en Medellín. La intolerancia abunda, es un rasgo común en la historia humana. Indignarse, protestar son síntomas de amor por la vida. Menciona Hitchens la ironía y el humor como componentes destacados en esa búsqueda de sentido. Una vida demasiado seria carece de amplitud de miras. Reírse, burlarse de lo establecido, dudar de lo evidente son ejercicios necesarios como remedio contra la estulticia y la rigidez. Kyoshi, poeta japonés escribió:



Viento de primavera:

con todo mi coraje
erguido en la colina.


Y qué del escepticismo? Al igual que el pesimismo y la desesperanza, son flores que crecen silvestres al punto de hacer decir a Issa:


El rocío se desvanece:
en este sucio mundo
nada tengo yo que hacer.


Tal vez el milagro más esplendoroso consiste en no perder el asombro por las cosas humanas. En lo más recondito de nuestro ser habitan la esperanza y el deseo de belleza, los que hacen decir a Tomiyasu Fusel

Cerezos en la noche
si más me alejo
más vuelvo a mirarlos.


A veces me descubro incrédulo frente a afirmaciones en las que solía creer como rocas sólidas. He aprendido que un poco de duda, una pizca de humildad y comprensión frente a los argumentos de los demás nos alivian de las verdades absolutas. Encontrarle sentido a la existencia implica reconocer lo poco que sabemos:

No es que no existan certezas, sino que existe la absoluta certeza de que no hay certezas. No solo es cierto que el único examen de conocimiento es la conciencia aguda y cultivada de lo poco que sabe uno (como bien sabía Sócrates), sino que es cierto que ilimitadas zonas y campos de lo que uno ignora se extienden de tal modo y a tal velocidad que contemplarlos resulta fantásticamente hermoso (Hitchens).

Durante varios meses leí y releí a Hitchens, con la pasión que entraña descubrir la prosa elevada de un ensayista beligerante, erudito y firme en sus ideas. A lo largo de varios blogs aludí a algunas de sus reflexiones, de manera tangencial-por el ladito-, tocando aquello que había causado una impresión en mi cabeza, en mis emociones. No mencioné sus relatos de vida sobre aspectos vitales de la historia del siglo XX y comienzos del XXI. Preferí comentar aquellas facetas más íntimas, las que me parece que nos descubren a un ser humano lleno de dudas y a la vez firme en sus convicciones- "la defensa de la ciencia y la razón es el gran imperativo de nuestro tiempo"-, tan combativo en la lucha a favor de los explotados del mundo, tan polémico en sus decisiones-apoyo a la invasión de Irak-, admirador sin par de la cultura norteamericana y tarde en su vida, el estremecimiento al descubrir su origen judío por el lado de Yvonne, su madre.

Si han pensado en regalarse un libro, creo que HITCH 22 es una excelente elección.

1 comentario:

  1. Hasta hoy, no sabía de Hitchens... Lo poco a que alude ud. lic., en éste post me encantó. Excelente tabién su reflexión.
    Para mi la belleza y la razón; su encuentro paso a paso... la búsqueda constante de sus raices; la verdad, encarnan el sentido de la vida.
    Paola

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