Buscar en este blog

martes, 10 de mayo de 2011














HEIKE MONOGATARI (II)


Señala Carlos Rubio que aún sin haber leído El Quijote, muchos hispanohablantes conocen de memoria las primeras frases del Quijote:" En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...". De igual manera, los japoneses recuerdan el inicio del Heike Monogatari:

En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de las cosas. En el color siempre cambiante del arbusto de shara se recuerda la ley terrenal de que toda gloria encuentra su final. Como el sueño de una noche de primavera, así de fugaz es el poder de un orgulloso. Como el polvo que dispersa el viento, así los fuertes desaparecen de la faz de tierra.



La historia narra el ascenso y caída del clan de los Heike, la inevitable ocurrencia del destino fijado para aquellos que han agraviado a los dioses. El eco de la campana nos recuerda que todas las cosas, por poderosas que sean, están condenadas al olvido. Del ascenso y consolidación en el poder asistimos a la decadencia de los Heike, a su derrota definitiva, en un mundo en el que las ideas del budismo, -de las diversas escuelas que compiten por la hegemonía espiritual- orientan las acciones de los hombres,del taoismo y el sintoísmo, del papel de Confucio y sus ideas en la conformación de las cosmovisiones que se mezclan armónicamente, del papel de la tradición como ente regulador de las discrepancias presentes, de la lealtad, el honor, la tristeza y la caducidad del mundo.

Dos clanes luchan por el poder: Los Genji, que han sido desplazados del poder por otro clan, el de los Heike, y que a lo largo de doce libros luchan por la hegemonía y la sumisión del otro, con relatos de combates, exhibición de cabezas cortadas, duelos, oraciones, despedidas tristes, actos de honor y de traición, descripción de los atuendos de los guerreros, construcción de templos, escenas de la corte, arrasamiento de los mismos, actos suicidas, poemas que se declaman en las despedidas o antes de morir, en fin, una historia compleja, extraña a nuestros ojos, deslumbrante, apasionada.

Impregna la obra el sentimiento de lo efímero de la vida, de la brevedad de los actos humanos. La poesía es el consuelo que permite expresar las emociones, esas que como el rocío, se evaporan sin más. Cuando la derrota alcanza a quellos que han tenido el poder, solo queda mojar las mangas (gesto ritual para significar el llanto causado por una pena), hacerse monje, internarse en un monasterio y buscar el paraíso.


Shigehira,Teniente General de la Guardia Imperial de la Derecha y noble del tercer rango, del clan de los Heike, asaltó el templo de Todai y sus guerreros lo incendiaron, causando profunda pena al pueblo. Hecho prisionero, es enviado a Kamakura. Desmontan en una posada y la hija del posadero le recita:

De vigas vistas
este humilde aposento,
acoge a un hombre
que la ciudad añora
y de nostagias pena.



Shigehira le responde


Ciudad no añoro,
pues en este viaje

esto aprendí:
morada permanente
no queda para mí.



Shigehira se entera de que esta mujer era la favorita de Munemori, quien se la llevó a la capital. Ella deseaba visitar a su madre, pero Munemori no le daba permiso. Entonces compone un poema:



¿Qué puedo hacer?
De la capital bellas son estas flores.
Pero¡ay, que en oriente tengo una flor marchita!


Munemori escucha el poema y la autoriza a visitar a su madre.

Igual que aquellos guerreros que en el tránsito por lugares diversos de Japón, ante el sonido del viento, el canto de un ave, la floración de los cerezos, la contempación de un riachuelo o un poblado despliegan por medio de un poema sus emociones, así recorrí maravillado este libro tan hermoso.





















































































































































No hay comentarios:

Publicar un comentario