GUADUAS: PAISAJE, HISTORIA Y URBANISMO
Un recuerdo memorable de mi adolescencia lo constituyen los recorridos sabatinos con Héctor Hernández- mi compañero de curso en el colegio Samper y cómplice de tantas aventuras por diversos recovecos de la Guaduas rural- por la montaña que se yergue airosa a occidente y que sirve de muralla vegetal al valle de Guaduas. Cuando se emprende el recorrido por Paramillo y se asciende hasta la vereda de Aguaclara, se experimenta una sensación maravillosa ante el paisaje diverso que se ofrece a los ojos y al corazón. Hoy han construido allí un mirador que permite observar de manera privilegiada el valle del Magdalena y el valle de Guaduas, experiencia singular dada la magnificencia de la vista.
He destacado en repetidas ocasiones el privilegio de Guaduas al estar ubicada en un valle acogedor, en la que el verdor de sus montañas y la belleza del poblado la convierten en motivo de interés turístico. Además, ha sido el poblado un escenario de personajes y acontecimientos destacados de la historia nacional. Tres en particular: Francisco Javier Matiz y Alexander von Humboldt: el primero, natural de Guaduas, pintor de plantas de la Expedición Botánica; el segundo, el científico mas destacado del siglo XIX, quien conoció a Guaduas y pernoctó en la villa, de paso por sus expediciones; y una tercera, Soledad Acosta de Samper, la mas destacada escritora del siglo XIX en Colombia. De niña corrió por los pasillos de la casa de su padre, Joaquín Acosta, hoy sede de la Fundación Antonio Romero Guzmán y fue Guaduas escenario de algunos de sus relatos. Así que en términos históricos, posee Guaduas un lugar destacado en los anales de Colombia.
Ha crecido la villa de manera vertiginosa desde finales del siglo pasado y auguro que, de seguir el actual ritmo de construcción, las zonas rurales cercanas se convertirán en barrios y urbanizaciones, para deleite de los urbanizadores. Esta tendencia nacional de convertir las áreas rurales en zonas habitables ha favorecido la destrucción de bosques, la afectación de quebradas y ríos y la uniformización del paisaje, cuyo símbolo lo representa el cemento. En Guaduas no existen espacios ni escenarios para la recreación; se construyen urbanizaciones sin zonas verdes ni parques y no se piensa en los niños. Así que predomina el afán por levantar moles de mal gusto, cuyo propósito es aprovechar el espacio para levantar muros.
Entiendo la relación entre crecimiento poblacional y desarrollo urbano, pero considero relevante conservar zonas rurales para la agricultura y la protección de los bosques, condición ineludible para la conservación de las fuentes de agua. El valle de Guaduas merece conservarse, a pesar de la voracidad de los urbanizadores a quienes solo les interesa la rentabilidad del suelo.
En perspectiva, veo dos escenarios: una Guaduas llena de barrios, con transporte público anárquico, inseguridad, desempleo y otra, mas amable: una Guaduas en la que se respira aire puro y el verdor de las montañas constituya su mayor tesoro.
El volteo de tierras que enriqueció a algunos personajes inescrupulosos de nuestro pueblo sin pensar en preservación del medio ambiente nos ha llevado a ésta situación querido Dago.
ResponderEliminarProfe hermoso texto un saludo y abrazo Dios lo bendiga
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