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sábado, 28 de agosto de 2021

 



MIS MEJORES VERSOS

Pasan por  la bondad y el asombro. Y la dulzura. Sin las credenciales de poeta, provisto apenas del deseo  de desvelar aquellas zonas de generosidad, asombro, ingenio, solidaridad, apabulladas por  la maldad y la codicia, manifiesto:

"A quien tiene hambre, dadle medio pan y un libro", escribió García Lorca.  Que tan valiosa es la panza como el espíritu. Ríos de palabras hiladas que componen el tejido de nuestros sueños. Océanos de historias como alimento perenne, maná salvador atento siempre a colmar las esperanzas humanas.

"A veces insistimos en ver la paja en el ojo ajeno y no vemos las montañas, los campos y los olivares", escribió Paulo Coelho. Aun el rascacielos mas elevado no alcanza a hacerle sombra a las montañas de mil colores. 


Las risas de los niños. Calmante permanente de las penas, paraíso del asombro. Las risas de los niños.

Los estudiantes, con sus maletas cargadas de sueños. 

Los amigos, que se atreven a dotar de narrativas y afecto los encuentros.

Mis mejores versos, pintados de bondad. La bondad como pasaporte a la solidaridad y la comprensión. 

Las rabias, los odios, a ratos. Señal ineludible de nuestra condición humana.


Mi país, que lo imagino sin fronteras, generoso, dispuesto a regalar al viajero la suavidad de sus riachuelos y el encanto de sus barrios.

Es una plastilina que adopta las formas del corazón del artista. La familia. Refugio seguro, oasis en el trayecto inseguro y cambiante de la vida.  

El mejor verso se llama asombro. La pluralidad de voces y emociones, el prodigio de encarar día a día la vida con la ilusión de lograr un sueño, de brindar apoyo a los que amamos. 

Las manos que muelen el maíz, que empuñan la herramienta y que jamás desfallecen, el corazón rebosante de energía y ternura para sostener a los que aman.


La avalancha de solidaridades ante las tragedias. Son millones en el mundo los que se quitan el pan de la boca para compartirlo con quien tiene hambre. 

Miro hacia atrás y diviso un sendero fragoso, lleno de dificultades y una luz que se obsesiona con el verde esplendente de las montañas de mi Guaduas. En cada tramo el sudor y las incertidumbres, en cada paso la esperanza y el anhelo de descubrir las maravillas de una esfera tan llena de misterios, de provocaciones. 


sábado, 21 de agosto de 2021

 



PAISAJE COMO REVELACIÓN

Maryse Condé, la escritora de Guadalupe, escribe en su novela "La vida sin maquillaje":

Aquella fue la primera vez que subí a un avión; yo, que después realizaría tantísimos viajes aéreos por el mundo...Con la nariz pegada a la ventanilla, observé, temblando de miedo,  cómo se despliegan a nuestros pies la espesa alfombra verde de la selva, el rojo sanguinolento de la tierra y luego por fin el océano, desmesurado y estremecedor.




Maryse habla de Costa de Marfil y mientras leía estas palabras de asombro recordé la emoción desbordada que experimenté cuando viajé en avión de Bogotá a Santa Marta y vi abajo, como una aparición, la ciénaga del Magdalena,  semejante al mar en su extensión. La forma sinuosa del río, las sabanas asediadas por los brazos de agua que trazan cuadros de singular belleza y luego, las montañas eternas, con coronas de nubes. 

Nuestras vidas se nutren de momentos como estos en los que el paisaje se torna una revelación, como en los versos de Neruda: "Antes de la peluca y la casaca/ fueron los ríos/ ríos arteriales". Allí están, rumorosos, ajenos a las preocupaciones de los mortales. 


A mí me produce alegría la visita a la Piedra de Capira, una enorme roca desde la cual se divisa el valle del Magdalena medio. La isla de Corea, los poblados que se alcanzan a percibir: Honda, Beltrán; los nevados del Ruiz, Tolima y Santa Isabel y el valle sobre el que se levantan legiones de nubes y planean numerosas aves. Allí han ocurrido hechos significativos de la historia antigua y presente de Colombia. Por esos lugares, ejércitos de paramilitares y guerrilleros impusieron su ley y ocasionaron  durante varios años  un festín  de sangre que se llevó a miles de colombianos ajenos a una guerra de codicia por el negocio  de la cocaína.

Ante el panorama devastador de una tierra agobiada por el deterioro ambiental, planteo que solo una reconfiguración de la manera como entendemos el desarrollo, el bienestar y el equilibrio nos conducirá a relaciones justas y armoniosas con las demás especies y con la naturaleza de la cual formamos parte.




sábado, 7 de agosto de 2021



  DESCONECTARSE POR UN TIEMPO

Paso junto aun grupo de obreros de la construcción que almuerzan en un parque. Todos están conectados a sus celulares, en una especie de ceremonia que los  se abstrae del mundo circundante. Esta escena se repite en la calle, en los centros comerciales, en los buses, en las aulas. La nueva manera de estar en el mundo, vía la pantalla del celular.

¿Por qué nos seduce  de esta forma la conexión virtual al punto de transformar los encuentros y replantear la conversación? Creo que las pantallas ejercen una fascinación imposible de eludir, una suerte de parque temático omnipresente en nuestras vidas. Un tsunami de información que destruye nuestras defensas y nos deja expuestos a la sucesión inagotable de mensajes. El secreto estriba en que los usuarios de las redes son participantes activos de las interacciones mediáticas. Si la televisión no permite-por ahora- la participación activa de los usuarios, el computador y el celular basan su sentido en la interacción permanente de los usuarios. 


Las pantallas de celulares y computadoras ofrecen una gama diversa de ofertas que comprenden redes sociales, chats, música y todo  lo imaginable en formatos atractivos, elaborados para generar adicción y de los cuales es muy difícil desprenderse.  Así que la introspección, el examen pausado de los hechos, la meditación, el silencio y el aburrimiento forman parte de prácticas desuetas, vistas como raras y con muy pocos practicantes.

Yuval Noah Harari cuenta que con cierta frecuencia suele desconectarse por un tiempo de las pantallas, con el fin de poder atender a los requerimientos que nacen de lo íntimo, de aquello que brota de adentro.  Tarea casi imposible, dada la fuerza de seducción de la virtualidad en nuestras vidas. 


Sospecho que la influencia de los medios virtuales en nuestras vidas será cada vez mas fuerte y nociones tradicionales como las interacciones cara a cara, el tipo de actividades sociales, festivas, laborales dependerán de internet.  En sociedades del primer mundo, un porcentaje importante de las relaciones de amistad, amorosas y de ligue se realizan por medio de las redes sociales.

Tan difícil imaginar cómo serán las relaciones y los encuentros en un futuro cercano. De algo estoy seguro: nada mas placentero para el espíritu que alejarse por un momento del mundanal ruido, emprender el viaje hacia la interioridad y dejar que las sensaciones y los pensamientos se liberen del asedio de chats, memes, videos y mensajes de Whatsapp. La ruta hacia la paz implica la desconexión temporal de celulares y computadores.

Tan provocativa y seductora como tiktok, facebook e instagram es la mirada interior, sin la presión de los likes ni el afán de sentirse reconocido como parte de una tribu homogénea y etérea.