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viernes, 28 de septiembre de 2012

PUNTO DE QUIEBRE


Lloraba. Eran las dos de la mañana y el bus  avanzaba solitario un poco adelante de La Dorada. Miré a mi vecino de puesto. Delgado, de unos treinta y tantos años. En la oscuridad, oía sus quejidos entrecortados. Me miró. Yo volteé la cabeza, avergonzado. -Esto es muy verraco- , me dijo.Y me contó, con  voz triste, que su mujer lo había dejado, se había" largado" con otro. Y le había dejado los dos hijos. -Como si fueran estorbo- remató. 
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Apenas tenía trece añitos cuando lo reclutaron los paras. De su familia no volvió a saber nada. Su nueva escuela le enseñó a disparar fusiles, a caminar por el monte  en la noche. 
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A medida que el avión se acerca a Inglaterra, su estómago le recuerda sus temores. Incertidumbres ante lo nuevo, pedazos de vidrio esparcidos en la memoria. Es como volver a nacer. 
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No recuerda en qué momento empezó la riña. En cambio,el  momento en que quebró  la botella y se la  metió en el estómago a su oponente se le ha quedado metido en la cabeza. 
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Mucho trago. Se montaron en el carro y se dirigieron a un lugar más movido. Al cruzar una avenida, un bus los embistió de frente.
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Salió como todos los días a encontrarse con sus amigos. Han pasado dos años y todavía lo esperamos.
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No dijo nada. Se encerró en su pieza, se subió en una silla y se colgó del techo.
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La familia no se explica en qué momento comenzó la ruina. Todo fue muy rápido. Al comienzo, un poco colgados con las facturas del almacén, luego  el embargo, la pérdida de la casa, del carro.El fin de la familia.
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Recibe al niño en sus brazos. Ese pedacito de carne, indefenso.
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domingo, 23 de septiembre de 2012




 ¿ LA CIVILIZACIÓN DEL ESPECTÁCULO?

 Veo y escucho  en Youtube una polémica entre Mario Vargas Llosa, el autor de La Ciudad y los perros,  y Giles Lipovetsky, filósofo posmoderno, autor de  La era del vacío, El imperio de lo efímero, a propósito del ensayo del primero, La civilización del espectáculo.  El debate  sitúa de manera precisa dos  miradas antagónicas en relación con el papel de la cultura contemporánea. La de Vargas Llosa, para quien la cultura ha devenido espectáculo, y la de Lipovetsky, que destaca  el papel democratizador de las expresiones culturales contemporáneas, en contravía de los cánones instituidos por la alta cultura.


 Señala Vargas Llosa cómo en la actualidad es imposible determinar qué es bello o feo, qué puede ser consideradado gran arte, pues los cánones han desaparecido y la cultura y los intelectuales dejaron hace tiempo de ser faros orientadores en un caos en el que cualquier cosa reclama su derecho a ser considerada como producto artístico.

 Vale la pena escuchar a estos dos intelectuales que desde orillas distintas abordan el tema de la cultura contemporánea. Me interesa pensar el debate con respecto a la educación, así que comienzo por señalar mi "extrañeza" por las cosas que ocurren en la escuela de hoy. Hace algunas décadas, todavía era posible considerar al maestro como el orientador del gusto, el conocimiento y  y los valores, una especie de pontífice laico que señalaba el derrotero de lniños y adolescentes.


Ante los cambios producidos por la internacionalización de la cultura y la economía a niveles gigantescos, el primer efecto observable consistió en la caída de los modelos a seguir. La tecnología y los medios hicieron posible   que amplias masas- anteriormente invitadas de piedra a los grandes cenáculos donde se decidía por parte de una élite cultural qué era bueno o censurable- accedieran con autonomía a integrarse en circuitos globales con formas y medios culturales íntimamente vinculados al consumo.



 La educación se vio metida en un torbellino en el que los grandes marcos y los principios orientadores fueron devorados por manifestaciones culturales en las que predomina lo sensible, lo presente, lo fragmentario. Y el acceso a las tecnologías contemporáneas democratizó un conocimiento que había sido propiedad de profesores e intelectuales. Así como ya no se heredan los pantalones del hermano, de igual forma los jòvenes acuden a nuevos maestros para lograr lo que desean: internet garantiza la información instantánea, las formas de socialización pasan por las redes sociales y la pluralidad de voces y gustos enterró el canon hegemónico:

 La cultura de masas ha liberado al individuo de los megadiscursos. Los ciudadanos no siguen los dictados de las autoridades como antes, buscan el placer y el hedonismo cultural, que los hace más felices porque tienen capacidad de elegir y construir sus propias vidas”(Lipovetsky).
(continuará)

miércoles, 19 de septiembre de 2012



¿ EL FIN DEL VESTIDO ?
                                                                                                                 A alejandra y Laura

En Chicago instalaron una estatua que reproduce la imagen  de Marilyn, la  que da inicio a este post,  y miles de visitantes acudieron presurosos a tomarse la foto de rigor debajo de sus faldas. Ésta es una de sus fotografías más famosas, en la que el vestido, levantado por el viento que producían unos ventiladores, deja ver sus hermosas piernas.

 El New York Times publicó en su sección de modas un artículo titulado "the end of dress", en el que se analizan las tendencias de la moda para el 2013. Allí se plantea que la falda parece ocupar el lugar que otrora llenara el vestido y señala cierta predominancia de los  pantalones en los gustos contemporáneos. 



Hegemónico a lo largo de varios siglos, el vestido fue la prenda que estableció la frontera entre lo femenino y lo masculino, por lo que durante mucho tiempo cumplió el papel de controlador moral, guardián implacable de un orden social que subordinaba a la mujer a la dicadura masculina. Acompañado de corsés, camisas ,crinolinas, combinaciones, enaguas, tuvo el vestido la función de establecer un estilo y un ritmo que caracterizó a la mujer durante mucho tiempo.

De igual manera, esta prenda adquirió autonomía y creó toda una gramática de la seducción, en la que la variedad de modas aportaba nuevos diseños y estilos. Cornelio Reina cantó con voz esperanzada:

Me caí de la nube en que andaba
como a veinte mil metros de altura
por poquito que pierdo la vida 
esa fue mi primera aventura
por la suerte caí entre los brazos 
de una linda y preciosa criatura
ME TAPÓ CON SU LINDO VESTIDO...



A partir de los años noventa del siglo pasado, con la irrupción de la mujer en campos vedados como el trabajo y la educación, las crinolinas desaparecieron del ropero femenino y el pantalón y la falda reclamaron su lugar. 

Con mayor autonomía, la mujer explora la arquitectura del cuerpo que es la moda y reinventa desde el nicho de la independencia femenina nuevas tendencias para la vida laboral y social.


En las fiestas formales disfruto la exuberancia que ofrecen las mujeres portando vestidos de distintas confecciones y colores. Hay un encanto especial, una ceremonia en un castillo donde las sedas abren la compuerta a los sueños siempre presentes de las historias de hadas. El vestido representa la flor que ofrece sus mejores galas, la dicha del movimiento delicado y aéreo.

Pienso en Bill Cunningham, el fotógrafo que recorre en bicicleta las calles de Nueva York, fotografiando los matices que en cada temporada  asignan el color y las sensaciones propias de la primavera y el verano, el otoño y el invierno. Cada mañana, los seres humanos nos reinventamos con las prendas que se convierten en piel pasajera ,perfume  misterioso que nos pasea por el espectro de sensaciones propias de los encuentros cotidianos.

De mi parte, un homenaje íntimo al vestido. Siempre establezco la ecuación vestido= mariposa, vestido= vuelo de mariposa. En la calle, cuando el sol de la tarde reina en el cielo azul, una mujer asoma en una esquina. Lleva un vestido de flores. El vuelo de la falda, o la falda entallada  son campanitas alegres que nos recuerdan siempre la dicha de las sensaciones, el placer de las emociones a flor de piel, de labios.

 Ah, Alejandra, la de los vestidos multicolores, gracias!!!!



domingo, 16 de septiembre de 2012



GUADUAS Y LA TRADICIÓN  
Sucede que a veces, cuando camino por lugares que he conocido desde hace mucho tiempo, recuerdo que en tal sitio  había una casita, o un potrero y todo ahora es diferente. De aquellos sitios sólo queda la memoria.  También me ha ocurrido que he olvidado que en tal parte existió una vivienda de bahareque, una tienda, un solar. 

De igual manera, pienso en amigos y conocidos ya fallecidos, y su recuerdo, al cabo de los años, es deletéreo. Esa mujer que vendía las empanadas en la plaza, el señor que era cascarrabias y nos dañaba los balones que caían en su patio, la familia generosa que nos brindaba limonada. De ellos no queda nada. Pasa el tiempo y con él se van asuntos que en su momento fueron valiosos.  Apenas la memoria, que, pérfida, redefine el diseño del cuadro, ajusta la perspectiva, añade y quita colores.

Hace algunos años, los talibanes bombardearon estatuas gigantescas de Buda, basados en dos consideraciones: el culto a las imágenes es pecaminoso y lo que ha existido antes de Mahoma carece de valor. En este caso, el pasado es preponderante con respecto a la creencia en un profeta. Es cuestión extendida el rechazo de grupos militantes a asuntos y valores ajenos al Corán.

La historia, de cuya suerte no ha faltado quien la dé por muerta, está vivita y coleando. Sin ella es imposible comprender el nacionalismo, sin ella es imposible imaginar las naciones. En cada país se canta con fervor el himno nacional, se exaltan las guerras y los héroes que contribuyen a la identidad nacional. Ese ejercicio, cuya finalidad consiste en dar por sentado que el pasado no necesita reinventarse, momifica la existencia de los pueblos.

Todas estas cosas nos remiten al tema del pasado como asunto de interés del estado y de instituciones privadas que por medio de leyes y acciones establecen  en museos, en viviendas, en estatuas,en calles y avenidas   la memoria de hechos y personajes de nuestra historia. En Guaduas, patrimonio nacional desde 1962, la nominación de calles y lugares tiene dos vertientes: la religiosa, que da nombre a barrios, plaza de toros y casas; y la patriótica, en  calles, oficinas y museos. 



Existe además una política sistemática para resaltar lo hispánico y que se traduce en la alabanza acrítica de los virreyes y a la Corte-se dice que aquellos personajes encontraban en Guaduas el clima y las condiciones para descansar-. Nada se dice del papel que jugaron como representantes de un imperio, de la represión que ejercieron sobre personas y comunidades. Es decir, se maquilla su imagen con el fin de venderla a los  turistas: "Desconfiamos de los móviles y los sueños del pasado.Si no les podemos agregar formol, debemos neutralizarlos haciéndolos cursis o infiltrándolos analíticamente".

De igual forma se rinde culto incondicional a personajes con abolengos y apellidos, sin ninguna perspectiva crítica. El libro de don Alberto Hincapié, La Villa de Guaduas, es una narración a paso de vencedores de personajes privilegiados. Nada se habla de los de a pie ni se mencionan acontecimientos populares de protesta. En caso de aludir a alguien, se lo hace de manera anecdótica. No obstante, sigue siendo el referente obligado cuando se quiere aprender sobre el devenir de la tierra de Policarpa.

Como todas las situaciones humanas, existe un ángulo positivo. Impedir el deterioro  y el afeamiento de un sector, otorgarle estatus y estilo al municipio, crear un sentido de orgullo por lo local, fortalecer el arraigo por la patria chica. En esto han influido  el Centro de Historia, Jorge David Rubio y Alicia Hincapié.

Asistí a una reunión convocada por la administración municipal y la empresa que instala el gas domiciliario al municipio.  Hasta el momento, el sector histórico del municipio no tiene derecho a este servicio, porque los contadores, que se ubican en la pared del frente de las casas afecta la fachada. Lo lamentable es que el Ministerio de Cultura no plantee una alternativa que nos permita gozar del servicio, y los trámites para obtener el permiso duran de uno a dos años. 

Comparto el afán de conservar la zona histórica de Guaduas por ser de una belleza especial. Sin embargo, lamento la falta de inversión y de iniciativas para mejorarla y hacerla más atractiva a propios y visitantes. Si bien es cierto que en el Plan de Desarrollo- en todos los planes de desarrollo-se  propone el turismo como uno de los ejes de la economía,  no se hace mucho para lograrlo. Y es absurdo impedir que servicios que facilitan la vida de las personas se nieguen por la intransigencia de normas que impiden sintonizar el pasado con el presente.

 En la mirada del pasado como una tradición a la cual se debe rendir culto está el origen de la exclusión social. Sólo ahora se empieza a cuestionar la vigencia de cargas históricas tan ligadas a la dominación y cuyo efecto es la pobreza cultural. La dinámica de las culturas populares, el reconocimiento a sectores y grupos ignorados y repudiados antiguamente, el nexo con culturas de otras latitudes, las culturas urbanas, la lucha de las mujeres por la igualdad,  nos permiten aproximarnos al pasado desde otra perspectiva.

Nada más cierto que las frases que abren el Heike Monogatari:

En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de todas las cosas.  En el color siempre cambiante del arbusto de shara se recuerda la ley terrenal de que toda gloria encuentra su fin.





jueves, 13 de septiembre de 2012






LA TOALLA DE TIROFIJO Y EL PATRIMONIO HISTÓRICO


Hace algún tiempo causó revuelo la propuesta de una directora del Museo Nacional, quien planteó que la toalla de Tirofijo, entre otros objetos, debería formar parte de los bienes patrimoniales de la nación. La reacción unánime de los medios y de los sectores políticos en contra de esta idea impidió  su realización.

¿Que objetos deben reposar en un museo? ¿Quién o quienes determinan la pertinencia de un objeto como referente histórico? ¿Qué criterios guían la elección de determinados elementos tangibles e intangibles como símbolos de identidad local y nacional? Estas preguntas otorgan fundamento a lo que llamamos las bases de la nacionalidad y constituyen los referentes inevitables para hablar de la colombianidad.

En el último número de El Malpensante aparece  un artículo,"Las cortinas de Napoleón", escrito por Philipp Blom, historiador alemán. Los planteamientos allí expuestos tuvieron el efecto de moverme el piso y aportan una respuesta crítica a las preguntas enunciadas anteriormente.


En primer lugar, señala el autor que "(a) partir del siglo XIX, el sentido de los museos cambió radicalmente. El ethos de clasificar  y conservar se volvió su raison d´etre.La nueva interpretación de la historia exigía una historia nacional. La ciencia podía exhibir en interminables vitrinas la soberanía de la razón y de la patria".

En las primeras décadas del siglo XIX se establecieron las nuevas naciones en Hispanoamérica y hubo la necesidad de crear símbolos aglutinantes para cohesionar ideológicamente a las poblaciones. Himnos, escudos, celebraciones patrias y religiosas, héroes y heroínas conformaron el panteón patriótico. De igual forma, el estudio de la historia patria jugó un papel importante en la cimentación de las nuevas repúblicas. Textos de estudio como la historia de Colombia de Henao y Arrubla educaron a muchas generaciones de colombianos.



Señala Blom que "(c)ustodiar y preservar se han convertido en un a priori cultural, en sinónimos de cultura por antonomasia". Las políticas culturales de Colombia en los últimos años han puesto el énfasis en  el cuidado y preservación del patrimonio arquitectónico, con los museos como garantes de una tradición que ya es bicentenaria.

Para Blom, el pasado que se pretende resguardar en los museos  es selectivo y carente de sentido crítico:"Solo un pasado muerto es un buen pasado; mejor aún si además puede ser rentable.Los turistas y otros usuarios quieren diversión.Mientras más aséptica y sencilla sea la forma en que se presenta, mayores serán las ganacias...Hemos transtornado nuestros vínculos con el pasado debido a que desconfiamos del susurro anarquista de sus voces y porque lo percibimos como profundamente diferente, una época premoderna, tiempo de ignorancia que ya hemos superado".

Las experiencias dolorosas de las guerras mundiales, los campos de concentración, los bombardeos indiscriminados a la población civil en Vietnam, los gulags y tantas infamias cometidas en nombre del progreso y la civilización han modificado nuestras percepciones sobre el pasado: "Nuestro mundo es muy distinto. Hace mucho perdimos el desmesurado fervor por la cultura y el espíritu...Ya no creemos en la soberanía del espíritu, tan sospechosa como la belleza de la utopía y la seducción del poder, que han desgarrado a tanros millones de seres".



El afán archivístico por resguardar y conservar hace que cualquier elemento del pasado se convierta en fetiche: "La creatividad surge de la conciencia de la mortalidad y la fugacidad, de la dialéctica entre Eros y Tánatos. ¿Es esto romántico? Quizás, pero en un panorama en el que a cada ruina, incluido el más mínimo guijarro, se le pone parqueadero y pasamanos con especificaciones ISO no hubieran encontrado gran inspiración ni Shelley ni Caspar David Friedrich".

Y concluye: Precisamente saber que en la ruina está comprendida la descomposición es lo que une a aquella con nuestro presente. si no reencontramos este vínculo, la salida de nuestra cultura de los museos permanecerá cerrada...Nada necesitamos tanto como coraje frente a lo efímero".

(En el próximo post presentaré algunos planteamientos sobre lo que ha ocurrido en Guaduas y otros municipios del país en relación con el tema del patrimonio.)

domingo, 9 de septiembre de 2012




PLAZA TAHRIR

A lo largo de varios meses, la Plaza Tahrir, en El Cairo, fue el epicentro de una agitación social que logró derribar a la dictadura de Mubarak y poner fin a un imperio corrupto y cruel. Lo que ha sucedido después, muy complejo: los Hermanos Musulmanes ganaron las elecciones, los militares y la Corte Suprema de Justicia  luchan por controlar el poder, y las libertades civiles se ven amenazadas por el interés de los Hermanos en imponer normas fundamentalistas, en contravía de conquistas alcanzadas a lo largo de varias décadas.

Cuando se recorren los poblados de Colombia, la primera visita se realiza al parque principal, por lo general lleno de árboles, con bancas dispuestas a ofrecer un sitio para el descanso, y una iglesia que sobresale airosa.  El parque- y en algunos pueblos, la Plaza- es el epicentro de los acontecimientos sociales y la zona más dinamica por la que circulan personas y vehículos, con  oferta comercial variada y sede de las oficinas públicas.

Génova, Quindío

Si por cosas de la tecnología los espacios públicos tradicionales han perdido vigencia y la virtualidad establece sus parques y plazas desde el confort de la casa y la oficina, continúan siendo importantes  aquellos lugares que representan, en términos simbólicos, el ágora griega, espacio del debate público.

Hoy en día, Facebook y las demás redes sociales representan los espacios públicos en los que las personas interactúan y desde las cuales ha sido posible aglutinar movimientos de protesta mundiales: Occupy Wall Street, movilizaciones en Egipto, Túnez, Siria. Y el Twitter es el trino que en algunas ocasiones memorables ha permitido los mensajes instantáneos para la protesta. En todo caso, después del trino o del mensaje, a la calle.
Wall Street

Es difícil prever qué formas adoptará la protesta colectiva, qué respuestas articularán los estados para oponerse a los reclamos sociales. Las tecnología, que más que instrumento, resulta ser el factor de mediación social más efectivo y poderoso, está llamada a ser la protagonista central en las batallas inagotables por los derechos colectivos.

 Plaza de la constitución, Guaduas


jueves, 6 de septiembre de 2012




A  RITMO DE BOLERO



Sentados en una acera miramos las calles vacías en una madrugada de noviembre. Son las 3 de la mañana y el frío nos esculca sin compasión el cuerpo. El último trago lo apuramos a prisa-vamos a cerrar, dice el mesero-.Muy juntos, buscamos el calor de nuestros cuerpos. Las luces arrojan su color amarillento sobre los pocos transeuntes. Calles vacías, latas de cerveza, papeles, hojas caídas adornan la avenida. 

A pesar del frío, permanecemos sentados, sin hablar. Ella se alisa su falda, bosteza. ¿Adónde ir? Hace un momento, sentíamos que lo que sucedía en ese bar era la realización suprema de la libertad. Bebimos sin parar, reímos, bailamos, nos besamos. ¿En qué momento el licor nos arrinconó en la melancolía?


Mas allá de estas calles nos espera una cama, una costumbre. Parecemos dos animales que huyen del acoso del cazador. Le sonrío. Estamos borrachos, ligeramente perdidos, con la duda de continuar o de volver a la normalidad. Le paso mi bufanda,  la abrazo de nuevo y nos besamos. Un beso largo, tibio, que desafía la bruma.

Sin decirlo, disfrutamos de la amplitud que brinda un escenario vacío, sin más actores que los dos, sin las miradas curiosas de los transeúntes. En ese pequeño espacio que nos ofrece la acera descubrimos el vacío, la levedad.

Esas luces. Que a esa hora, nos ofrecen nuevas lecturas del amor con riesgos. Esa claridad que se asoma y que nos recuerda el deber, el otra vez, como siempre. Esa avenida que se abre y nos invita a perdernos. Con ella.

 (Denis Nuñez, pintor cubano)

-Busquemos un cuarto- me dice. En un hotel barato, a la hora en que los perros husmean en las canecas de la basura. Allí, entre cobijas, nos amamos "como si fuera esta noche, la última vez".

domingo, 2 de septiembre de 2012





POBRES CADENAS DE TELEVISIÓN


Converso con algunas amigas. Están furiosas porque las cadenas de televisión nacionales irrespetan al televidente con los cambios imprevistos de la programación, motivados por la lucha por la audiencia y principalmente en horas de la mañana y de la tarde. Una programación que se llena con refritos, telenovelas mexicanas, programas de salud, talk shows y concursos.

Entre historias que extreman el sufrimiento de los buenos y la crueldad de los malos, entre los dramas que se exponen al aire en los realities, entre la provocación que producen los premios que se reparten a manos llenas entre los concursantes y la atención que se presta a los consejos de salud, ocultas, están las emociones. Mientras se lavan los trastos, se limpian los cuartos, se plancha la ropa y se enciende la lavadora, hay tiempo para permitirle a la sensibilidad que florece en la cotidianidad irrumpir en el escenario supremo del hogar. El milagro diligente de la Virgen de Guadalupe, los consejos del doctor SOS, el rechazo a las componendas de los antagonistas, los lazos de afecto y solidaridad que se crean en cada batalla sentimental en Laura componen el paisaje de emociones que se desgranan cada tarde en muchos hogares de Colombia.


Ese asunto de las emociones y las sensibilidades que se afinan en el ejercicio cotidiano de ver la televisión es universal. La asimilación de estéticas y morales se reparte hoy en día en la televisión y las redes sociales.  Nada más sensible a los cambios que las telenovelas. Desde la época en que estas  se expanden y se posesionan del gusto social hasta hoy, hemos visto desfilar personajes que encarnan las nuevas maneras de ser en el mundo. Mucho va de Simplemente María a La Traicionera .

Las mujeres en estas historias han pasado de ser las víctimas de hombres desalmados a ser las protagonistas de la liberación del cuerpo y de las costumbres: ejecutivas ambiciosas, amas de casa dominantes, máquinas eróticas, asesinas frías. Y un nuevo acompañante gana espacio en los relatos: el gay que reclama reconocimiento, que exige a gritos su cupito en la farándula social.

Por supuesto que la moral oficial reclama su lugar en estas nuevas tendencias: si la mujer "es así", lo es porque hay razones que la razón desconoce. Y el infaltable sacerdote  funge de controlador de los desmanes de las ovejas descarriadas.Ah difícil ver una boda civil en una telenovela, a pesar de ser un derecho legal amparado por la constitución.



Hace varias décadas se miraba a la televisión como un vehículo de penetración cultural,  punta de lanza de  las industrias culturales imperialistas norteamericanas. Hoy, los estudios culturales han afinado esa mirada, y nos han mostrado cómo los procesos de identidad y representación se "construyen" en los medios y en las redes sociales, con un mediador que es el consumo.

Poco a poco el internet desplaza a la televisión como  el medio en el que se suceden acontecimientos claves de la interacción social. Las redes sociales ofrecen un espacio en el que la vida privada ha dejado de serlo  y las intimidades forman parte de la tarjeta de presentación de los nuevos ciudadanos digitales. Con programas sofisticados que registran los gustos y tendencias de sus usuarios, la privacidad se ha transformado para convertirse en el punto de encuentro inevitable, amplificado, gracias a la tecnología,  millones de veces. En esencia, lo mismo de siempre. Sólo que ahora la instantaneidad y la conexión convierten ese viejo álbum familiar en imagen loca y acelerada cuyo uso se riega por el orbe. Caramba, ¡ahora sí somos universales!

Pobres cadenas de televisión,  tan sujetas al rating. Los productores no duermen, vigilan a las cadenas rivales, arman equipos "creativos" para atraer al usuario al punto de lograr que la programación sea la misma. Pobres cadenas de televisión, tan incomprendidas por sus usuarios que exigen respeto a los horarios y a la continuidad de los programas.  Amén.


Entiendo a mis amigas. Ellas necesitan de una fórmula eterna para vivir: los relatos. Sin ellos, no es posible organizar nuestras vidas, encontrarle sentido al devenir humano. Scherezada continúa recostada junto al rey hilvanando historias que despiertan su interés.En el fragor de los gritos destemplados de los realities, de la cursilería de las telenovelas que cual película porno, reducen las tramas a su mínima expresión, encuentran los televidentes el alimento espiritual para sobrevivir.