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viernes, 28 de enero de 2011



TRES ATAÚDES BLANCOS


Hace muchos años existió en Colombia una línea férrea denominada Expreso del Sol, que cubría la ruta entre Bogotá y Santa Marta. Tuve la suerte de realizar dos veces este recorrido: el primero, cuando ya se comenzaba a notar el deterioro de los trenes; y el segundo, en plena decadencia. Del último viaje recuerdo la jornada extenuante desde La Dorada hasta Santa Marta y viceversa, 24 y 25 horas metido en un tren cuyos pitidos parecían el grito lastimero de una bestia a punto de fallecer.

Metido en el tren, que alcanzaba su mayor velocidad a los 30 k/h, soportaba con estoicismo ese ritmo lento y cansado del vehículo, tirado por una locomotora que pujaba sin aliento, y parecía por momentos que ante la más ligera cuesta, rodaría indefectiblemente cuesta abajo. Puedo decir con tristeza que asistí al fin de un medio de transporte que atravesaba una región, o regiones de tierra caliente, donde buena parte de su historia se ha escrito con sangre.

Cuando leí Los Ejércitos, de Evelio Rosero, me pareció que el ritmo de la historia semejaba el de esos trenes anacrónicos. Cierto aire a El Coronel no Tiene Quién le Escriba, a sopor de tarde de tierra caliente, y un intento por contar aspectos de nuestra historia contemporánea desde la mirada de un viejo , aproximación tímida a la violencia omnipresente de nuestro país. La novela, hermosa, asume el tema de la violencia en una apartada región de Colombia, con la perspectiva del ramalazo de agua que golpea la ribera.

Cierto día leí una entrevista a Alvaro Ungar, autor de Tres Ataúdes. Irónico y crítico frente a lo que sucede en nuestro país, habló de su libro. Decidí entonces embarcarme en su lectura.

Me pareció al comienzo otro libro en el que el escritor quiere parecer muy contemporáneo, con giros y juegos alrededor del narrador autor:

Acabadas las tres primeras partes de este Prólogo con Papá, la historia se acerca por fin al punto de quiebre o momento de tensión o punto de fuga. al gran evento, quiero decir. al por ahora inexplicado. y también a todas sus consecuencias, que irán cayendo sobre los personajes(presentados o desconocidos).

Tentado estuve a dejarlo en las primeras páginas. Decidí continuar y a medida que la historia avanzaba, me sentí amarrado a ella, así que en dos días lo terminé. !Ah libro bueno! , pensé.

Tres ataúdes sucede en la república de Miranda, donde un presidente, Tomás Del Pito, pretende mantenerse en el poder. Un candidato de oposición, Pedro Akira, es el único contendor capaz de derrotarlo, por lo que es baleado en un restaurante. Gracias a su parecido con Akira, José Cantoná lo suplanta y se inicia una historia fascinante de intriga, persecuciones, traición, asesinatos y amor.

A diferencia del libro de Rosero, éste aborda directamente el tema de la corrupción y la violencia en un país ficticio, aunque por las cosas que suceden parece uno estar haciendo un repaso de situaciones y personajes locales: reelección, grupos ilegales, asesinatos, manipulación mediática, corrupción, en fin, todas las cosas que en nuestro país son pan de todos los días. Para ello el narrador asume de forma paródica la historia, con humor ácido y en ritmo veloz.

Invito a los blogueros a leer este libro.





1 comentario:

  1. Tal vez peor que el robo descarado del erario público por parte de la clase dirigente, es nuestra indiferencia ante ello.

    Hace un par de días le pregunté a mi profesor de inglés, quien en efecto es inglés, si en Inglaterra había mucha corrupción. Dudó un rato antes de responder y dijo que era de suponer que existe un cierto nivel de corrupción, pero que el caso más sonado de malversación de recursos ocurrió cuando él aún era un niño (supongo que hace más de veinte años) y que los implicados en el escándalo fueron vetados por el resto de sus vidas para participar en política.

    Entonces pensé que es sorprendente que en nuestro país muchos de quienes actualmente ocupan cargos políticos han tenido un largo historial de corrupción y sin embargo siguen allí, incólumes, sin que pase nade, ¿hasta cuándo?

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