LLUVIA DE ORO EN GUADUAS
El 12 de octubre de 2009, los habitantes de Guaduas se despertaron con la sensación de haber alcanzado la riqueza. La noche anterior, no sólo llovió agua: diminutas pepas de oro aparecieron en el Camellón Real, junto a la casa de Pepe y sobre la acera del Gran Hotel y la CAR.
a LAS 6:30 a.m., unas pocas personas empezaron a recoger las pepas doradas que yacían esparcidas sobre las aceras y escondidas entre las hierbas. A las 8 de la mañana, la cuadra estaba inundada de niños, jóvenes y adultos, felices por el grato suceso: un milagro, decían algunos de ellos.
a las 10 a.m., el tráfico se volvió imposible. Las gentes ocuparon aceras y calle y algunos levantaron la reja que protege la alcantarilla de aguas lluvias. Una señora, ni corta ni perezosa, se metió allì, y con el culo mirando al cielo, escarbó durante una hora en busca del preciado oro. "Pepe nos hizo el milagro", comentó una mujer.
A las 10:30 a.m., uno de los buscadores gritó con cara de satisfacción: "Están pagando el gramo a $40.000". Ante tamaña noticia, algunos corrieron a la Compraventa a vender el oro que habían recogido en talegas, bolsas, bolsillos y donde fuera posible, "porque la suerte sólo llega una vez".
El secretario de Gobierno, sorprendido por la llamada de una emisora de Bogotá sólo atinó a decir: "Es oro, está confirmado por nuestros joyeros locales..." y agregó, asustado: "..pero ya lo recogieron todo ".
la noticia se extendió por todos los lugares de Colombia y del mundo. Los noticieros nacionales se hicieron presentes y las llamadas desde lugares remotos como Miami, Londres, Nueva York y Tokio indagaban por este acontecimiento extraordinario.
La policía arribó a las 11:30 a.m.: "Eso no es oro" dijo un agente. Y añadió: "y si fuera oro, le pertenece al estado". Nadie les prestó atención. Alguien llegó con una botella de thinner. Expectantes, los buscadores se arremolinaron para ver la prueba. El hombre destapó la botella, y vertió un poco de líquido en algunas pepas. El silencio se apoderó del lugar. Tan pronto como cayó el líquido, las pepas se disolvieron en un jugo grisoso. "No es oro", sentenció el hombre. La mujer que estaba dentro de la alcantarilla salió de un brinco y miró desconsolada a la multitud.
Risas y gritos llenaron la calle. Poco a poco, los buscadores empezaron a emigrar. La ilusión de salir de pobres había sido barrida por la implacable prueba.
En el cielo, empezaron a surgir nubes negras, presagio de un aguacero. Sin oro, por supuesto.
a las 10 a.m., el tráfico se volvió imposible. Las gentes ocuparon aceras y calle y algunos levantaron la reja que protege la alcantarilla de aguas lluvias. Una señora, ni corta ni perezosa, se metió allì, y con el culo mirando al cielo, escarbó durante una hora en busca del preciado oro. "Pepe nos hizo el milagro", comentó una mujer.
A las 10:30 a.m., uno de los buscadores gritó con cara de satisfacción: "Están pagando el gramo a $40.000". Ante tamaña noticia, algunos corrieron a la Compraventa a vender el oro que habían recogido en talegas, bolsas, bolsillos y donde fuera posible, "porque la suerte sólo llega una vez".
El secretario de Gobierno, sorprendido por la llamada de una emisora de Bogotá sólo atinó a decir: "Es oro, está confirmado por nuestros joyeros locales..." y agregó, asustado: "..pero ya lo recogieron todo ".
la noticia se extendió por todos los lugares de Colombia y del mundo. Los noticieros nacionales se hicieron presentes y las llamadas desde lugares remotos como Miami, Londres, Nueva York y Tokio indagaban por este acontecimiento extraordinario.
La policía arribó a las 11:30 a.m.: "Eso no es oro" dijo un agente. Y añadió: "y si fuera oro, le pertenece al estado". Nadie les prestó atención. Alguien llegó con una botella de thinner. Expectantes, los buscadores se arremolinaron para ver la prueba. El hombre destapó la botella, y vertió un poco de líquido en algunas pepas. El silencio se apoderó del lugar. Tan pronto como cayó el líquido, las pepas se disolvieron en un jugo grisoso. "No es oro", sentenció el hombre. La mujer que estaba dentro de la alcantarilla salió de un brinco y miró desconsolada a la multitud.
Risas y gritos llenaron la calle. Poco a poco, los buscadores empezaron a emigrar. La ilusión de salir de pobres había sido barrida por la implacable prueba.
En el cielo, empezaron a surgir nubes negras, presagio de un aguacero. Sin oro, por supuesto.
Excelente crónica, Dago. Ahora sí pude revivir ese día, ahora sí asistí a la recolección, me emocioné y me desilusioné. Gracias por el relato.
ResponderEliminarDe como conviven en el tiempo historico y en el individuo diferentes fascetas de la historia humana: Somos alquimistes que utilizamos medicamentos contra el cancer, le rezamos a la virgen, pero tambien glorificamos los concejos comunales, nos sentimos pecadores y tenemos demandas de alimentos en el juzgado..Es gracios saber que por muchos años que pasen los humanos seguimos siendo bastante arcaicos.
ResponderEliminarEn efecto, a pesar del arrivo de la modernidad y de los avances tecnológicos, los seres humanos seguimos conservando una concepción mágica de las cosas. En nuestro inconsciente reposan intactos los duendes, las hadas, los sapos que se convierten en príncipes y las princesas.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que la historia revela cómo la ilusión del dinero fácil ha afectado profundamente nuestra sociedad (la colombiana), así que afortunadamente no se trataba de oro, porque no alcanzo a imaginar las tragedias que eso habría ocasionado.
En algún momento, cuando ví las fotos de las personas escarbando para encontrar el anhelado "oro" pensé que parecía una ilusión colectiva, algo así como ver el vestido del rey cuando en realidad iba desnudo: todas las personas, vieron el oro hasta que el thiner rompió la ilusión y aquellos que habían soñado con una gran fortuna tuvieron que volver a su realidad.
Para los amantes de la literatura, todos estas actitudes populares hacen parte de nuestro propio tesoro: (personajes, hechos, y un sin fin de temas ), que se convierten en deliciosos argumentos para crear y recrear historias , las cuales son de cierta manera el vehículo que nos permite incursionar en esos mundos de fantasía, donde podemos soñar con universos nuevos, convivir con nuestros propios duendes y fantasmas, hacer realidad las historias de nuestro abuelos; en fin, somos provincianos y nuestro universo es rico en imaginarios, de los que podemos sacar mucho provecho. ¡qué no nos de pena por lo que ocurrió!, es como los espíritus y fantasmas de nuestro colegio, parte de nuestra cultura popular.
ResponderEliminarCristobal Colón anotaba con delirio en su diario: Oro, oro, oro. Y 5 siglos después, un 12 de octubre de 2009-DÌA DE LA RAZA- los habitantes de Guaduas, escribieron en el diario de sus sueños: oro, oro, oro.Tal vez, En otros lugares, otros sueñan como Colón- y como los guaduenses-.
ResponderEliminarHermoso escrito Papito, como una historia del realismo mágico. Me imagino que alguno de esos niños muchos años después habrá de recordar aquella mañana remota en que su padre lo llevó a recoger oro, como "el coronel Aureliano Buendía había de recordar frente al pelotón de fusilamiento la tarde en que su padre lo llevó a conocer el hielo". Guaduas, a falta de "piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos" como las de Macondo, tuvo una lluvia de oro en el pensamiento colectivo que observó con el deseo. Pero no una lluvia de oro como la del árbol del antiguo parque, que producía hermosas tormentas de oro encubierto en flores amarillas y abundantes, sino el oro fabricado por una comunidad que cree que el cielo bondadoso derramará fortunas y milagros sobre ellos. Muy buena la escritura y la mirada de este relato, entre humor y poesía, entre verdad y fantasía...Un abrazo.
ResponderEliminarLAURA CHAVARRO
Es agradable reclamar una moral cuando suceden de estas cosas,te sientes de no perteneces al vulgo, estas por encima de ellos, pero resultas tambien untado, no por tu propias manos, sino por tu condicion de humano, eres los que hace tambien tu projimo, ere condicioso, autoritario, envidioso, asesino, te podras recrear todos la veces que lo necesites y nunca podras huir de tu miserable condicion de humano, aquel que invento las matematicas, escribe poesia, crea ciencia y a la vez matan con tanto gusto judios y palestinos.
ResponderEliminarQuien habra sido el huevon del Tinner?
ResponderEliminarEsto es otro ejemplo más del realismo mágico en el que los colombianos nos encontramos inmersos. Es la realidad ficticia en la que el colombiano de a pie que pretende encontrar en cualquier esquina lo que nunca ha trabajado y siempre estará buscando, tal vez por el trópico o por las facilidades que este le proporciona. Lo cierto es que por seguir creyendo en cuentos deslumbrantes mas temprano que tarde llegara alguien con un frasco con thinner. Ojala y no sea demasiado tarde y despertemos del profundisimo sueño en el que nos queremos mantener inmersos.
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