Buscar en este blog

sábado, 28 de octubre de 2023



UVAS MADURAS

 "Paulina debía recordarle a Augusto por las mañanas quién era él y que ella era su esposa. Era una tarea de amor para reforzar la memoria". Una rutina que se repite cada día y es el tema del documental "La memoria infinita", dirigido por Maite Alberdi, cuya película "El viejo topo"  estuvo nominada al Oscar a mejor película extranjera ( La memoria infinita, El País, Luis Pablo Beauregard). Los protagonistas son Augusto Góngora, periodista y Paulina Urrutia, actriz. 

Augusto Góngora, "uno de los personajes del documental, vivió aquellos años de dictadura e intentó algo difícil, informar en tiempos de escasa libertad. El periodista, desde Teleanálisis, un programa televisivo opositor, transmitió por cinco años a su audiencia el pulso real de los chilenos. Lo hizo con micrófono en mano, visitando pueblos y barriadas. Después tuvo una exitosa y larga carrera encabezando programas culturales emitidos en la televisión local".


Paulina , actriz de teatro, fue ministra de cultura en el primer gobierno de Michelle Bachelet. Góngora fue diagnosticado con Alzheimer  a sus 62 años, lo que  llevó a  la pareja a desarrollar una serie de rutinas encaminadas a paliar la pérdida inexorable de la memoria del periodista. 

Arribar a la vejez significa entrar en un universo de pérdidas constantes: El vigor físico, la flexibilidad mental, el gusto por la vida. El escepticismo se cuela sin ser invitado y el mundo se mira con el espejo borroso de la nostalgia. La memoria, esa herramienta sin la cual la existencia no cuaja, elabora el sinfín de campos semánticos y emocionales que dotan de sentido el pensamiento. Un día, se comienza por olvidar un nombre, una rutina y para algunos se derrumba el castillo en el que habitan los sueños humanos. El mundo grabado en la memoria se desvanece y todo aquello que causó calor, emoción desparece como si se tratara de un encantamiento.


Como si la vejez  significara un proceso de borrado hasta dejar la hoja en blanco.

Y otros, a través de los recuerdos, continúan, en otras páginas,  prolongando la memoria del que se ha ido. 

sábado, 21 de octubre de 2023



LOS PIES Y EL CAMINAR

 Nos cuenta Erling Kagge en su libro "Caminar" que "El Homo Sapiens siempre ha caminado. Desde que hace setenta mil años nuestros ancestros partieran del este de África, nuestra historia ha girado en torno al hecho de andar. El bipedismo, caminar sobre dos piernas, sentó las bases de lo que somos hoy".  No es posible explicar la historia humana sin referenciar el caminar: "poner un pie delante del otro es uno de los actos más importantes que realizamos". Los pies, esas extremidades de las piernas, son el fundamento, la base de la experiencia mas significativa de la especie humana: el movimiento.

A pesar de que otras partes del cuerpo reciben mas atención, son los pies los obreros incansables que ponen en movimiento el cuerpo y propician el sinfín de experiencias tanto de orden físico como emocional. "Los pies son tus mejores amigos. Cuentan quién eres. los pies dialogan con nuestros ojos, con nuestras orejas, con nuestra nariz, con nuestros brazos, con nuestro abdomen y con nuestros sentimientos...con sus veintiséis huesos, treinta y tres articulaciones y mas de cien ligamentos, músculos y tendones, los pies mantienen el cuerpo erguido y en equilibrio.("Caminar. Erling Kagge").


Leemos hazañas prodigiosas de caminantes que emprenden el reto de escalar picos nevados a mas de cinco mil metros de altura, atletas que recorren distancias abrumadoras, futbolistas cuyas piruetas con los pies producen el éxtasis incomparable de un encuentro futbolero, todo a costa del sacrificio de ese par de extremidades sin las cuales nada  sería posible. 

Entre las fijaciones eróticas, existe una relacionada con los pies: la podomanía.  Una fijación sexual con ese par de apéndices, al punto de que en Japón era costumbre en una época obligar las niñas a vendarse los pies para que no crecieran, con el fin de satisfacer el interés sexual de los hombres. Hoy, el placer mas grande consiste en una sesión   de masajes en los pies, merecida, pues no hay parte del cuerpo mas agobiada que las extremidades sometidas a cargar no solo el peso sino las penurias de los humanos.


Dice Kragger que "la forma de caminar de una persona puede transmitir mas información  que su rostro"  y el filósofo francés Marcel Mauss afirma que "la manera en que nos movemos es un punto de encuentro entre lo psicológico y el sistema social". Lo genético tiene su parte y a medida que transcurre el tiempo vamos modificando nuestra manera de movernos(la edad, las enfermedades, las hábitos físicos, el bienestar o el fracaso).

Invito a mis lectores a prestar atención a los pies, a masajearlos, a cubrirlos con cremas refrescantes, a dedicarles de vez en cuando una mirada, pues sin ellos somos muebles inservibles.



sábado, 14 de octubre de 2023



 PROHIBICIONES

Ahora que por manes de mis nietas me encuentro en el misterioso oficio de la crianza, descubro una red de teorías acerca de cómo educar a un niño y lo que mas me sorprende es la insistencia en la disciplina consciente, todo un decálogo de principios orientados a fortalecer las actitudes propiciadoras de afecto y respeto. Una andanada de estrategias en las que el grito, el regaño, la palmada, el fuetazo han sido proscritos y la autonomía es el logro principal.

Miro hacia atrás y recuerdo los principios que dirigieron durante mucho tiempo la crianza: autoridad y castigo como guías para educar a los niños. Un golpe era el  colofón tajante frente a cualquier acto de desobediencia y una chancla, una  correa, los inductores del buen comportamiento. Así que las prohibiciones fueron el pan de cada día en nuestras vidas, aunque siempre hubo lugar para la desobediencia y la rebeldía.

Tantas generaciones fueron educadas en un concepto rígido de la disciplina. Obedecer era el criterio formativo y la autoridad de los mayores era incuestionable. La obediencia dependía de aspectos como la jerarquía familiar y social. Existía una pirámide en cuyo vértice estaban la iglesia, las autoridades y los abolengos. El sexo se veía como un asunto pecaminoso y existía un conjunto de normas para el comportamiento social que se basaban en acuerdos basados en el poder económico y político.    
            

Prohibir ha sido un criterio regulador de la vida social. De esta manera se establecen las normas morales que rigen los destinos humanos. Prohibición y autoridad constituyen una pareja inseparable. Para muchos, solo queda acatar las órdenes.  Se prohíben libros, películas, obras de arte, canciones, encuentros, fiestas, creencias, prácticas. Ahí cabe todo. Surge entonces lo clandestino. Un circuito encubierto, lleno de zigzags, que pretende dar vida y sentido a lo prohibido.

La prohibición adquiere dimensiones épicas cuando se trata del cuerpo. Aborto, raza, sexo y género son campos de batalla en las que no es posible lograr consensos. Las batallas contemporáneas son fundamentalistas y nos demuestran que como especie viajamos en cohetes espaciales y en la vida social esgrimimos el garrote primitivo. Cambian muchas cosas, menos la intolerancia y el dogmatismo.


 No matar, no robar, no discriminar son prohibiciones con las cuales estamos de acuerdo. Sin embargo, existe un relativismo cultural que  justifica la ablación del clítoris, la exclusión de la mujer en actividades como la educación y el trabajo; o  la discriminación racial,  social y cultural, la eliminación física y moral de los que piensan distinto a nosotros.

Siempre habrá una justificación para prohibir. Siempre habrá la reacción de los que sufren las prohibiciones. Las contradicciones son inherentes a la condición humana y el deseo de imponerse aflora en nuestros comportamientos.

Lo bueno de las prohibiciones es que dan unas ganas locas de quebrantarlas.