"Un día mi abuela ya no pudo andar.
Ese día murió. .."
Este es el comienzo del libro "Caminar. Las ventajas de descubrir el mundo a pie". Se inicia así una recorrido en el que Erling Kagge reflexiona sobre el acto de caminar: "poner un pie delante del otro es uno de los actos más importantes que realizamos".
Junto a la imagen de su abuela pone la de su hija de trece meses, Solveig: "mientras su bisabuela se encogía despacio y adoptaba una posición fetal, Solveig sintió que había llegado la hora de aprender a andar... puede que me equivoque, pero cuando veo a un niño aprender a andar, estoy seguro de que la satisfacción de descubrir y de controlar es la fuerza más poderosa que existe...Explorar no es algo que empecemos a hacer, sino que es algo que dejamos de hacer".
Para Cagge, "el bipedismo, caminar sobre dos piernas, sentó las bases de lo que somos hoy". Gracias al acto de andar, los Homo Sapiens se distribuyeron por todos los continentes y poblaron la tierra, dando origen a una nueva especie con un desarrollo cerebral extraordinario: "primero caminamos, más adelante aprendimos a encender el fuego y a cocinar los alimentos, y después desarrollamos el lenguaje".
¿Qué nos brinda caminar para nuestras vidas? "Cuando camino, todo se mueve mas despacio, da la impresión de que el mundo es mas blando, y por un breve lapso de tiempo, no vivo para las ocupaciones diarias como recoger la casa, las reuniones de trabajo y la lectura de manuscritos". Caminar significa "prolongar los instantes".
Estos comentarios son apenas el abrebocas de un viaje por el mundo fascinante de caminar. Testimonios personales, anécdotas, reflexiones filosóficas sorprendentes forman parte de la visión de Kagge.
No puedo terminar esta breve reseña sin compartir la historia de Andrew Bastawrous, oftalmólogo, contada en el libro, quien "viaja por el este de África, con sus consulta médica en un camión, de pueblo en pueblo, para ayudar...Una tarde cuando Andrew y sus colegas iban a dar por finalizada una larga jornada en el campo de Keny, llegó María, una mujer ciega de treinta y cinco años, llevando en brazos su bebé de seis meses. Resultaba evidente que la madre era ciega, no se veía en sus ojos, sino en su manera de andar. Se trata de una forma particular de caminar que emplea la gente cuando se encuentra en un entorno nuevo y utiliza todos sus sentidos para avanzar sin peligro".
María había escuchado que ese día la consulta estaría cerca de donde ella vivía. "María nunca había cruzado una carretera con coches...no solo podía oír los camiones , los coches y las motos que pasaban lanzados a su alrededor, también sentía la presión del aire. Se detuvo un rato, a la espera de que alguien se acercara a ayudarla, pero nadie acudió... María decidió cruzar corriendo cuando hubiera un momento de silencio. Un coche llegó por la derecha cuando casi se encontraba al otro lado, tocó la bocina y ella abrazó con fuerza al bebé, que colgaba de su pecho, y se lanzó hacia adelante. Cuando sintió la hierba bajo los pies, comprendió que habían cruzado y que, por esta vez, los dos estaban a salvo. Las horas siguientes fueron "un caos en el que caminaba, tropezaba, iba a cuatro patas y suplicaba ayuda, hasta que dio con la clínica".
Después de revisar los médicos sus ojos, la operaron de cataratas y a las dos horas podía ver bien. "Nunca había visto a su bebé y se quedó tumbada observando su sonrisa, estudiando cada rasgo y abrazándolo...María estaba deseando volver a casa para ver a sus otros dos hijos y a su marido por primera vez, pero no era capaz de explicar el camino a casa". Un grupo de colegas de Andrew, después de mucho averiguar, la llevaron de regreso a su casa.
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Al llegar se encontraron con muchos niños jugando en un río. María se quedó mirándolos y preguntó: ¡Cuáles son los míos? De repente los niños vieron a su madre, se levantaron de un salto y corrieron hacia ella: Mientras los abrazaba, María preguntó: -¿Dónde está mi marido? todos miraron a su alrededor y de pronto oyeron a un hombre gritar:-¡María!- Era su esposo. Sus ojos y su manera de caminar destilaban felicidad. Por primera vez su mujer podía verlo, un pequeño milagro que empezó el día anterior con unos pasos.
Me conmovió mucho la historia de María mujer valiente, quería ver el mundo, no se sabe cuánto tiempo caminó con su bebé en brazos, pero lo logró.
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