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lunes, 22 de noviembre de 2010



RAÍCES Y CIELOS

César Antonio Molina Escribió:" El viaje fue quizás una de las primeras manifestaciones o consecuencias de la pérdida del paraíso". Eterno tránsito el del ser humano, abocado a explorar lugares dónde asentarse, dónde echar raíces. Se viaja de manera constante, y cada desplazamiento construye caminos, reelabora senderos y moldea los espacios físicos a imagen y semejanza de aquellos que buscan un sitio definitivo para sus vidas.

A medida que las sociedades se tornan más complejas por el desarrollo urbano, se tiende a cambiar de lugar con más frecuencia. Un norteamericano se muda en promedio seis veces a lo largo de su vida .Y las crisis económicas generadas por el capitalismo determinan procesos de desplazamiento generalizados, recomponiendo los mapas culturales y sociales del mundo.

La mayoría de las veces, los desplazamientos son forzados. Sea por la ambición de terratenientes, narcotraficantes, grupos delincuenciales armados, multinacionales y el estado mismo, se fuerza a poblaciones enteras a moverse para salvar sus vidas. Un modelo económico bárbaro, que vende la idea de patria y nacionalismo y ofrece a cambio el desarraigo. El tránsito de personas por el mundo se ha convertido en el nuevo signo contemporáneo y las formas de esclavitud se renuevan al vaivén de dinámicas de producción que desconocen los derechos elementales de las personas.

Existe una forma de desplazamiento que obedece a políticas imperiales: el desplazamiento de tropas a otros países y regiones. El cine, la música y la literatura han registrado la compleja trama de soldados desarraigados de sus paìses en aras de defender valores, principios y modelos que sólo benefician a sus promotores. El periodismo es fuente abundante de crónicas y reportajes sobre la tragedia cotidiana de seres mutilados, traumatizados por la presencia constante de la muerte, en un escenario violento en el que la tecnología y los recursos materiales y humanos se ponen al servicio de los intereses económicos e ideológicos.

Existen otros desplazamientos motivados por razones íntimas, personales. León Tolstoy decidió alejarse de su hogar al final de sus días en busca de la soledad. Tomó un tren de tercera, y al ser descubierto por un pasajero, convirtió su periplo en agonía mediática: desde los periodistas que hallaron en este hecho la comidilla del día, hasta la policía que quería impedir el desplazamiento del autor de Guerra y Paz. No son pocas las personas que viajan a lugares remotos en busca de la paz interior: La India, Nepal, Japón son referentes rutilantes a la hora de escoger esta clase de destinos.

"Jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia" dice Arturo Cova al comienzo de la Vorágine, obra ejemplar sobre el tránsito y el destino de los seres humanos. José Arcadio Buendía exploró con tenacidad un camino para poner a Macondo en contacto con el mundo. Roberto Burgos Cantor plasma en LA CEIBA DE LA MEMORIA la epopeya dolorosa de los esclavos africanos, su asentamiento en Cartagena y su proceso de asimilación a las nuevas condiciones. Numerosos relatos de ficción y de no ficción han cronicado la búsqueda de nuevos lugares, el afán de explorar mundos desconocidos. Y como este campo parece agotado- nos queda el fondo del océano y el espacio exterior-, los destinos se han dirigido hacia la intimidad.

" Nacer en todos los lugares es por supuesto imposible, pero renacer en cualquier parte depende de nosotros mismos", escribió Evtushenko, el poeta ruso. Cada desplazamiento arranca las raíces que se han aferrado al suelo, y que en ocasiones impiden caminar. El cielo abierto nos invita a contemplar con nuevos ojos las geografías siempre cambiantes del devenir de las sociedades, sin ser capaces de evitar mirar, como la mujer de Lot, hacia atrás. Ernesto Sábato lo dijo de manera bella:

Cuántos de esos inmigrantes seguirían viendo sus montañas y sus ríos, separados por la pena y por los años, desde esta inmensa factoría caótica, esta ciudad levantada sobre el puerto y ahora convertida en un desierto de amontonadas soledades.

Por último, el viaje sentimental. Esa experiencia del desamor, que produce textos desgarrados como el que escuché en la voz de Adriana Varela:

De noche cuando me acuesto
no puedo cerrar la puerta
porque dejándola abierta
me hago la ilusión que volvés



1 comentario:

  1. Lo del desplazamiento forzado... Una realidad terrible y triste; Viajar por placer, por conocimiento... pero viajar en busca de paz interior o espiritualidad... hay mucho que decir.
    El verso final... simplemente encantador.

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