El oayapok corre por mi sangre de Albert Helman. Ecoe Ediciones, Bogota, 1995. Traducida al español por Jose Martha Alleleyn.
Adolecente de 17 años, provinciana, recibe como regalo de parte de su profesor de teatro en una universidad publica de la costa esta obra; obviamente, lo unico que lee son las dedicatorias que ha hecho el profe de teatro. 13 años despues, sentada en su mesa de caracoli y rodeada de la humeda selva urabaence, el guardian de las cabañas le hace un comentario desde su hamaca: Doña N... el ottro dia meti la mano por la ventana de su cuarto y saque un librito rojo que estaba al extremo de su biblioteca, en la de dicatoria decia " Gracias... a los consejos de Abadio e Iwan Meléndez de la tribu indígena colombiana Tule." Me pregunto si son los mismo de Caiman, el que tiene el lote aqui al lado del suyo, fui y le pregunté a mi hermano que los conoce bien y me dijo que efectivamente Ivan tenia un hermano llamado Abadio.
Si son ellos, quien iba a imaginar que algún dia tendría como vecino a esos personajes. Quedé pasmada. Demasiados hilos se entretejen en esta vida de cada uno de nosotros para poder deshilvanar antes de que la dejemos.
Entonces de regreso a C... me vine leyendo en el bus esta obra, muy bella, escrita en holandes por un indigena guyanés. Se trata de la historia de un joven que es sacado de su tribu por un sacerdote y llevado a Europa, donde aprende los vicios y las virtudes de los blancos. Luego, regresa a su lugar de origen a la orilla del rio, donde los suyos, los indígenas, para dehacerse de los vicios de los blancos y utilizar lo bueno que aprendió en pro de su gente. También buscaba la paz interior ya que donde ellos "fue un hombre en quien el semen se sublevó y que quería escoger a una mujer, cuando encontrara una que llevara consigo el olor de (su) tribu".
Hermosa novela corta que adopta la forma de un discurso cuya voz salta por el rio, las rocas, vuela en avispas y se hace morder de las hormigas.
De etnólogo a novelista Albert Helman lanza un grito pidiendo respeto a la diferencia, a la libertad de ser y respirar este mundo cada vez más homogeneizado, que neutraliza las maneras de relacionar nuestros humores.
No sé dónde la pueden conseguir, a mí me llegó como un regalo para transformar mis pasiones, y sin leerlo, esas letras fueron escribiendo mis pasos por las selvas recónditas del suelo colombiano.
Nmorales
Dago no se si ya la leiste, pero te la recomiendo es muy hermosa!
ResponderEliminar!Hermosa la coincidencia, provocativo el relato! Me gustaría leerla, si la consigues te la encargo. Yo me prndré en la tarea de buscarla en Bogotá. Leyendo tu comentario, vino a mi mente una novela corta, MR. JOHNSON, de Joyce Cary, relato formidable sobre un personaje africano que acude a toda suerte de trucos y trampas para comodarse a la sociedad que han impuesto los ingleses en su país.
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