Buscar en este blog

sábado, 2 de agosto de 2025



DÍA Y NOCHE

¿ Pensamos igual en la noche que en el día? No parece. Es la noche refugio de la intimidad, momento para estar con nosotros mismos. El día porta el sello de la obligación, de aquello que proviene de afuera y se ventila a voz en cuello. La noche posee un ritmo lírico, pausado y sin fronteras. 

En la noche, los pensamientos vuelan por rutas abiertas y conducen a lugares que riñen con la realidad diurna. Aquello que estaba prisionero de los condicionamientos del trabajo, de la familia, de los amigos rompe las cadenas y escapa al paraíso de lo posible. 

El día se viste del uniforme que impone la sociedad. Quien se atreve a romper las normas establecidas sufre el ostracismo, la burla del colectivo. Sucede así porque el día es interacción, acuerdo, responsabilidad, aceptación. El día es ejecución.

En la noche, vemos los asuntos humanos desde las emociones reprimidas en el día y elaboramos un mundo distinto, el que cabe en la imaginación y el deseo. La fiesta, el encuentro se tiñen de sombras. De noche somos exploradores de mundos ignotos. 

El día se hizo para la conquista. Para las realizaciones. La noche para los sueños, los proyectos. El día analiza. La imaginación se desborda en la noche. 

Día y noche juegan con nosotros. Así logramos capotear  las vicisitudes de la existencia humana. Dos momentos que son luna y sol, frío y calor. La noche cumple la función de darnos aliento para enfrentar los desafíos que se presentarán en el día. En la noche somos los héroes que se enfrentan sin temor a los rugidos del monstruo diurno. Nada mas grato que llegar a casa en la noche. Ojalá, repleta de estrellas.