DIANITA CARTAGENERA
Ella es como la flor llamada cartagenera: siempre viva, expansiva, festiva. Dianita cartagenera. Me atrevo a pensar que su simpatía es genética, le viene de familia. Los que conocemos a doña Rosalba y a don Heriberto, sabemos que son los responsables de la gracia sin par de su hija.De don heriberto heredó la ironía y el tono mesurado, que se rompe en pedazos cuando de nuevo empiezan la charla y el baile, legado de su mamá.
Hace ya un buen número de años la conocí en el Samper. Joven, llegó un día y desde entonces se volvió la niña consentida de nuestro grupo. Una suerte de Melquíades con faldas, que a todos nos encantaba con su alegría y ese gusto proverbial por la buena conversación y los libros.
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Natural de Honda, viajó a Bogotá a estudiar idiomas en la universidad Distrital. Y recién terminó su carrera, paró por estos lares, en donde se convirtió en una impulsora incansable de la literatura.A mí me fascina verla ocupada en su salón, con los incontables textos de sus alumnos, los que lee en detalle y profundidad.
A Dianita le fascina la poesía. Y si está acompañada de música, mejor. La vi muchas veces emocionarse hasta las lágrimas con un poema de Machado, y no desprecia ocasión para cantar a Silvio Rodríguez.
Como notario acucioso, registra con su cámara los eventos destacados del colegio, reúne documentos y construye la memoria de las experiencias culturales del Samper. Ha sido ella gestora incansable de la Semana de la Ciencia y la Cultura Samperina, y sus proyectos buscan propiciar en los estudiantes el amor por la riqueza arquitectónica, cultural y natural de Guaduas.
En alguna ocasión viajó a un taller de literatura en Girardot y tuvo que salir temprano en la mañana huyendo del asedio de poetas y escritores fascinados con su gracia e inteligencia. Para tranquilidad de mi compadre Néstor, ella, en el amor, sólo lo escucha a él.
Hay seres en el mundo que derrochan sensibilidad a cada momento. Dianita, para encanto de sus amigos, navega sin prisa en busca de la belleza y la armonía de la vida. Poco amiga de enredos y tragicomedias, goza con las cosas sencillas de la vida.
Reconozco, eso sí, que lo de sin prisa es su rasgo más destacado. Para ella llegar tarde a las citas parece ser su emblema. Lenta, despreocupada, aparece en el momento en que todos están a punto de irse. Fresca. Entonces sonríe y todo parece como si el día despuntara con un sol radiante.
Posee Dianita un tesoro que es su familia.Sus hijos, Sergio y Oriana; y Néstor, su esposo. A ellos y a su colegio les regala su sensibilidad e inteligencia. Sergio y Oriana son lectores exquisitos , amén de deportistas consumados.
Miro la cartagenera que florece en mi casa. Sin duda, Dianita es tan bella y generosa como esa flor.