¿Sufrirían en las noches o en la madrugada? Tal vez. De sus labios no salía una sola queja. Cualquier duda era un riesgo para el bienestar de la familia. De los encuentros en la cocina brotaban relatos, historias, chismes y muchas risas.
Este blog es un espacio para explorar el universo de la literatura, la crónica y las historias de vida. Ejercicio placentero cuya finalidad es propiciar la imaginación y el gusto por la vida.
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sábado, 21 de noviembre de 2020
¿Sufrirían en las noches o en la madrugada? Tal vez. De sus labios no salía una sola queja. Cualquier duda era un riesgo para el bienestar de la familia. De los encuentros en la cocina brotaban relatos, historias, chismes y muchas risas.
sábado, 14 de noviembre de 2020
El trazo de la vida de una persona exige la confluencia, muchas veces problemática, de circunstancias y hechos diversos, tan ricos y provocativos como la exuberancia de la selva amazónica. La novela ha sido un recurso imprescindible a la hora de plasmar las intimidades y los grandes momentos de personajes con los cuales establecemos nexos de identidad o rechazo y de los cuales, tantas veces, iluminamos nuestras propias historias.
Una imagen tentadora, a la hora de describir los avatares de alguien, es la del mapa. "Hay mapas en que las coordenadas son sonidos, en que las avenidas están representadas con olores y la escala no se mide en kilómetros sino en recuerdos", nos cuenta Felipe González en su reseña de la novela La ciudad invencible, de Fernanda Trías ( El Tiempo, retazos de un lugar llamado Buenos Aires).
Mostrar la existencia de un ser humano a partir de sonidos, olores, sabores, recuerdos enriquece la paleta con que se delinea el mapa de vida. Jean- Baptiste Grenouille, el personaje de El Perfume, es una suerte de paradigma excesivo de las maneras como enfrentamos el conocimiento del mundo, nuestros deseos y pulsiones profundas: La nariz, convertida en sinapsis existencial con la cual interpretamos la realidad.
Partamos de una experiencia común para muchos: los olores que surgen de las cocinas caseras, tan propicias para compartir momentos inolvidables en los que se conjugan los afectos y los sabores, la risa y los vapores seductores. A García Márquez lo atrapaba el olor de la guayaba. A otros nos seduce el del café. A otros los mata el olor concupiscente de un asado. Muchos pierden la cabeza ante los olores sensuales de un sancocho. En fin, entre gustos no hay disgustos.
¿Y qué decir de los olores corporales, capaces de despertar emociones sin freno? Bueno, cada uno pondrá su cuota de recuerdos en este campo, tan sinuoso y sorprendente. Los lugares tienen sus olores característicos: una plaza de mercado, una sala de cine, un motel, una calle donde se anida las memoria de historias épicas, románticas, trágicas, festivas.
El tacto se roba un buen espacio del mapa. La caricia tierna de la madre, el abrazo concupiscente, el puñetazo falaz, la mano delicada nos despiertan emociones desbordadas.
¿Qué sonidos alertaron nuestra infancia, qué ecos se reproducen en nuestro cerebro al calor de la memoria? Las campanas de la catedral de Guaduas han resonado sin pausa por décadas, invitando a los asistentes a las celebraciones litúrgicas. Hasta hace poco, los carros de venta de gas empezaban la tortura de sus campanas temprano en la mañana. A mí me acompaña el sonido de la cantina que desgranaba notas sentidas de tangos de malevos, allá por los años sesenta y setenta en Villa Hermosa, barrio de Medellín. A otras y a otros, privilegiados, los sabores de los besos efímeros y constantes, dulces y amargos llenan de rojo el mapa de sus vidas
Los invito, queridos lectores, a armar su biografía con los sentidos, a tratar de registrar los ritmos ofrecidos por estas sensaciones tan eficaces a la hora de imprimir en el cerebro los recuerdos que siempre nos acompañan.
sábado, 7 de noviembre de 2020
DE LA PELONA Y LAS COSTUMBRES
"Esta es la historia de dos amantes: Xóchitl y Huitzilin: todas las tardes subían a lo alto de la montaña a llevarle flores a Tonatiuh, el padre sol. Ante cada ofrenda, los enamorados se juraban amor eterno. mas allá de la distancia, el tiempo y la muerte. al llegar la guerra, los hombres marcharon al combate, pero pronto llegaron noticias de la muerte de Huitzilin. Xóchitl subió a la montaña y le pidió a Tonatiuh que la uniera por siempre con su amor. Tonatiuh extendió uno de sus rayos y al tocarla la convirtió en una hermosa flor, de colores tan inmensos como los rayos del sol. Huitzilin llegó en forma de colobrí y, amoroso, se posó en el centro de la flor, la cual se abrió en 20 pétalos, de aroma intenso y misterioso. Así nació la flor de cempoalxochitl-cempasúchil-, la flor de los muertos(tomado de un video en WhatsApp).
El 1 y el 2 de noviembre se celebra el día de los muertos, que en México tiene una connotación muy particular: "Para el habitante de Nueva York, París o Londres," la muerte" es una palabra que jamás se pronuncia, porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor mas permanente, decía Octavio Paz en El Laberinto de la soledad(1950). Para los mexicanos, el culto a la muerte es el culto a la vida misma. Puede parecer descabellado para el resto del mundo, pero esta actitud ante el inevitable final puede facilitar el proceso de duelo por el que todos acabamos pasando (El día de Muertos: aceptar la muerte ,celebrar la vida: por qué las velas y calaveras ayudan a sobrellevar el duelo, Marina Gálvez, el País)".